lunes, 31 de marzo de 2014

La vida.



Como si fuese de goma, la vida se estira a veces tanto que parece romperse. Se estira mucho, mucho, hasta el punto en que dudamos sí nos iremos a la mierda cuando se rompa. A veces se rompe y todo  pierde su sentido, se van las personas que quisimos, los planes de futuro, los proyectos de amor si es que el amor se puede ver como un proyecto, ese proyecto común para caminar juntos en la misma dirección.

Y cuando no se rompe, es porque la goma retrocede hacía atrás poco a poco, y va volviendo a su posición inicial hasta llegar al momento en que nos hirieron con la daga del olvido y la indiferencia. Lo que ocurre es que cuando la goma vuelve a relajarse y deja de estar tensa, nosotros ya no somos los mismos porque mientras se estiraba fuimos cambiando con cada lágrima, y fuimos madurando y haciéndonos fuertes. El dolor es un proceso que hay que vivir para que no se enquiste en los adentros, el dolor nos hace fuertes y otros, renovados y distintos. Salir de él, es como entrar en la primavera siempre nueva, resurgir como el Ave Fénix y seguir abriendo las ventanas del alma y las de casa para que entre el sol a sonreírnos. Tengo poco tiempo para escribir porque estoy viviendo, pero mis pensamientos pasean por mi mente y mis manos a veces obedecen y otras el teclado se queda mudo esperando.

viernes, 14 de marzo de 2014

Dedicado a mi hija



Siempre se daba cuenta de las cosas con retraso, el pasado se le da muy bien porque el presente no lo puede entender. Los que creía que eran sus amigos, no eran amigos de verdad, sino personas cuyos números de teléfono no ha perdido con el tiempo, y si se durmiese y despertara dentro de treinta años con el hilo musical de fondo en una residencia de ancianos desdentada y arrastrando los pies, no la preocuparía demasiado porque le quedarían dos telediarios y medio y los amigos perdidos en el tiempo o en la memoria,  igual que los amores acabados sin poder hacer nada por evitarlo. Serían eso, números de teléfono que vendió con la casa, no recodaría apenas el dolor.

Los recuentos en cuestión de sentimientos son algo chungo, sobre todo si las bofetadas hablando figuradamente, duelen todavía, y porque... ¿para qué? si agua pasada no mueve molino.

Ella salió un día de casa sola, sabiendo que de verdad la había dejado sola, que su soledad era el vacío de muchos años juntos, pero sabiendo que tenía otros motivos para seguir,  estaba sola de él sintiéndose inexacta  e inestable por momentos. Supo entonces, que la  dependencia  es un veneno que puede matar, y por la que se muere de amor aunque el cuerpo siga caminado.

Sucede ahora, que a veces anochece demasiado pronto y que el silencio lo envuelve todo. Lee poemas  y rompe estrofas para acercarse un poco más al aire que respira y no tener la sensación de falta de sentido al pensar que toda su vida parece incompleta.

Sin embargo, la veo sonreír levemente, con una sonrisa entre esperanzadora y triste, pero cada vez menos triste porque en sus ojos veo como una tenue luz que me llena el corazón de alegría. Poco a poco.




martes, 4 de marzo de 2014

Vida y muerte



No quiero epitafio en mi tumba cuando muera, sobre todo porque no habrá tumba en la que los gusanos puedan darse un banquete conmigo o a la que vayan a ponerme flores algunos de los pocos que de verdad me quisieron, me parece un gasto innecesario. Lo de enterrar a los muertos es más bien cosa de los que creen que algún día pasará algo con ellos, que irán al cielo prometido para estar con ese bondadoso padre que tanta males causa con sus venganzas. Con esa gran persona que no es una sino tres, y que además sufrió tanto por nosotros para librarnos de los pecados que algunos no cometimos porque ni siquiera habíamos nacido cuando él decidió sufrir. Yo al menos no se lo pedí y asumo mis propias culpas.

No quiero llantos ni que me echen de menos, quiero pasar desapercibida, un poco de puntillas para que nadie diga : pobre mujer, con lo que era...pero qué soy yo?  soy alguien que cree en muy pocas cosas y en casi nadie, y si eligiera un epitafio sería algo así como "que os den por el culo a casi todos, quiero después de mi muerte a los que quise". A medida que voy cumpliendo años y a medida que voy arrastrando mis pies por los caminos, sé exactamente lo que necesito, y cada vez es menos, pocos afectos que cuento con los dedos de una mano, los justos para no morirme ya, lo que me llega en cada palabra de ellos o en cada gesto, o una simple llamada de teléfono, los que siempre están y me miran a los ojos de frente.

Ya no quiero conservar cosas, ni libros, ni souvenirs de los viajes, ni el primer beso que todavía me quemaba en los labios, ni aquél recuerdo último de sus manos en mi pecho, ni a la amiga que no quiso ser mi amiga, ni la postal que me envió aquél verano, ni quiero encontrar personas que se perdieron en el tiempo y en la geografía por mucho que significaran para mí. Quiero simplemente vivir el día sin hacer planes ni para media hora después, quiero desgranar un sólo momento y comérmelo despacio para saborearlo bien, y luego otro y otro, muy despacio.  Eso para mí es vivir ahora como quiero vivir, sin más que lo que de verdad me importa. Y me importa tocar con mi alma las sensaciones y echarme a dormir.



sábado, 1 de marzo de 2014

Mi niña.



Yo al otro lado del salón, y ella en los brazos de su madre sin poder verme, escucha mi voz y se ríe, creo que la identifica con algo bueno. Mi niña tiene dos madres, dos nanas por la noche, ración doble de besos, cuidados a pares, miradas parecidas, olores casi iguales, abrazos eternos...ella  y yo, seremos cómplices, incluso mi hija me lo dice, nota un conexión entre nosotras que salta a la vista, que se nota y se intuye.

Mi intención única, es que sea feliz, que sonría mucho, yo seré su payasa, su entretenimiento, suya en cuerpo y alma, no hay un amor más puro que el de una madre hacia su hija y hacia su nieta. Elsa es el motivo que me faltaba, por ella todo.

Creo que le caigo bien.

Mi vida es otra, si ellas están bien , yo lo estoy aunque no piense en mí nunca por no verme las heridas que tengo camufladas con esfuerzo y mucho para no caerme en el abismo de la existencia.